lunes, 20 de abril de 2009

¿Cuándo acabarán las carreteras de la muerte?

Por: Nelson Marrero Díaz

Hoy, 2 niñas de 12 y 9 años lloran desconsoladas la muerte de su madre. La mujer no sufría de una enfermedad terminal ni falleció de forma accidental, pues el sábado santo, cuando regresaba junto a su esposo desde Puerto Plata fueron interceptados por un grupo de vándalos que les arrojaron un objeto de metal en la vía, lo que provocó que su cónyuge perdiera el control del vehículo en que viajaban, esto trajo como consecuencia una colisión fatal.

Este es el caso más reciente de lo que se ha convertido en una constante, que durante años ha caracterizado el tramo de la Autopista Duarte que cruza por Villa Altagracia. Este suceso no llegó a los de los medios de comunicación, lo que abre una cuestionaste ¿Cuántos inocentes han sido victimas de esta agresión?.

Uno de los casos que llevó en la opinión pública esta situación fue el de Linette Caba, ex integrante de la orquesta de merengue Yarumba, la cual fue impactada en la mandíbula con una piedra en esa misma zona.

La conmoción fue tal, que las autoridades de entonces enviaron patrullas militares y policiales para poner fin a la situación. Pero los gobiernos dominicanos se caracterizan en la falta de seguimiento que le dan las cosas, por lo que la vigilancia acabó sin ninguna explicación, lo que volvió abrir las puertas de los que entienden que de la única manera que pueden ganarse el pan de dada día es agrediendo al prójimo para quitarle lo que se ha ganado limpiamente.

En la actualidad, esta modalidad de atraco se ha ido diseminando a otras carreteras importantes del país, convirtiéndolas así en verdaderas vías de la muerte que llevan en sus carriles el luto a muchas familias dominicanas.

Esta es una situación grave, pero ¿qué se puede hacer? En estos momentos cursa en el congreso el proyecto de ley que modifica el código penal, el pueblo unido debería exigirle a nuestros diputados y senadores la aprobación de un artículo que le otorgue la máxima pena a este tipo de delito. Pues quien toma ese tipo de acción es un asesino confeso ya que esta conciente de las consecuencia que puede tener cuando lo hace.

A eso se le debe sumar una lucha real y contundente para contrarrestar este mal por parte de las autoridades que están llamadas a garantizar la seguridad de los ciudadanos, que cargados de impuestos pagan sus sueldos. Porque mañana, nos puede tocar a cualquiera de nosotros, perder la vida en las carreteras de la muerte.

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