lunes, 25 de mayo de 2009

Amor diferente

Este artículo fue escrito por una colega y gran amiga, ademas yo fui testigo presencial de su inspiración.

Por: Sonia Mordán

Días atrás estuve en una de las plazas comerciales de mayor auge de la ciudad compartiendo con un buen amigo,  quien se impresionó ante la presencia en el lugar de una “distinguida y joven dama” de sociedad, casada con un “brillante hombre de negocios” de nuestro país, al verla pensé en la diferencia de edades existente entre ellos, sus gustos, amistades, pero lo que verdaderamente ocupó mi atención fue el pensar cuantas jóvenes como ella han preferido sacrificar sus verdaderos sentimientos por alcanzar una posición social, mejorar su condición de vida y así convertirla en un estilo.

Hemos escuchado viejas historias que son típicas de los abuelos, sobre los matrimonios arreglados entre los padres de los novios desde antes de nacer, unos lo hacían por tradición, otros por conveniencia. Creía que esa práctica había sido erradicada con el tiempo, pues el mundo ha cambiado mucho desde entonces, pero lamento decirles que pese a la modernidad, la libertad que hoy gozamos y tanto nos jactamos en vociferar,  todavía se sienten los remanentes de esa realidad. 

 Generalmente, un hombre adulto busca en una mujer joven la frescura, alegría y belleza de la juventud. Le mueve el deseo de sentir que todavía es joven y de seguir viviendo la vida con intensidad. Estar con una mujer joven le aumenta su autoestima y confianza en sí mismo. Pero, en la mayoría de los casos, la atracción es sobre todo física.

 La mujer joven, que se siente atraída por un hombre maduro, suele ser por la experiencia, sabiduría, estatus social o poder que posee. Busca la protección y estabilidad que un hombre adulto puede ofrecerle y le admira por la sabiduría y experiencia que da el paso de los años.

 

Hoy más que nunca, la trillada frase que reza “tanto tienes, tanto vales” parece  cobrar valor, ponemos a nuestros hijos en colegios caros para que se codeen con los ricos, seleccionamos sus amistades para que se les incluyan en sus círculos y hasta queremos escogerles los novios a nuestras hijas para que afinen la “raza”.

Cuantas mujeres habitan infelices en sus jaulas de oro, porque su vuelo fue cortado en el momento que dijeron “sí acepto”, sometiéndose a una condena  a cambio de recibir una vida llena de lujos, privilegios, vanidad. Al mismo tiempo adquirieron también  una vida llena de insatisfacciones, frivolidades y apariencias,  de la que anhelarían aunque sea por un  instante regresar al  pasado que renunciaron,  pero que les pertenecía y que sobre todo las hacía felices.

El precio que se paga por un amor comprado corre el riesgo de ser mal retribuido, con el tiempo llega el hastío y lo que comenzó como un juego de intercambio,  se convierte en opresión y lo peor de todo es que cuando se quiere escapar ya es demasiado tarde, ves pasar tus mejores años y lo que con ellos quedó atrás, la costumbre termina engañando los sentidos y la razón.

La diferencia de edad no es un obstáculo cuando la pareja tiene claro lo que sienten y qué esperan de esa relación. Sea cual sea la formación académica o cultural que hayamos tenido, la diferencia de edad en la pareja será motivo para detenernos a pensar, aunque no sea nuestro caso. Finalmente, lo único importante es la felicidad de quienes están inmersos en ella y que nadie salga perjudicado de esa decisión.

Amar no es necesitar a alguien para que cumpla tus sueños, el auténtico amor surge de manera inesperada, sin prisas,  solo con paciencia y disciplina adquiere plenitud. La vida no se detiene y  siempre hay una nueva oportunidad de comenzar, para quien tiene mucho que dar y poca necesidad de recibir.

jueves, 14 de mayo de 2009

Reformas constitucionales a la medida del continuismo

Por: Nelson Marrero Díaz

Nuestra carta magna desde su nacimiento el 6 de noviembre el 1844, ha sido objeto de 37 formas, y hoy nos encontramos el camino de la número 38.  Pero antes de hablar de actualidad trasladémonos un poco al pasado. Con la llegada de Trujillo al poder en 1930 el pueblo dominicanos se convirtió en un espectador de  primera fila de lo que era hacer una constitución que encajara a la perfección con los intereses de una persona, y que al parecer le sirvió de “librito de consulta” a otras generaciones políticas dominicanas.

Con la muerte de “Chapita” tras 31 años de dictadura, se inician los primeros procesos de democratización de la constitución, realizando  modificaciones en el 1961 y 1962, pero el verdadero cambio lo trajo el primer presidente elegido en unas elecciones libres luego de la caída del régimen, el Profesor Juan Bosch con la reforma constitucional de 1963.

Esta amplia reforma en la que se establecieron profundos cambios en el ámbito jurídico, económico y social los cuales estaban destinados a beneficiar a las grandes mayorías, también prohibía al presidente que se pudiera postular para un segundo mandato consecutivo.

Pero  la recién nacida democracia dominicana no pudo aguantar los embates de una oligarquía atrasada que  se la hacia difícil asimilar estos grande cambios. Y ahí están los hechos: Golpe de estado a Bosch y la guerra del 65 para restaurar la constitución del 1963.

Con la llegada a la presidencia del Doctor Joaquín Balaguer  en  1966 la maltratada constitución dominicana es sometida a otra enmienda, en la que entre otras cosas permitía al presidente presentarse como candidato de manera indefinida. Si, ahí nacieron los “12 años de Balaguer” , luego de dejar el poder en el 1978,  vuelve como presidente en el 1986 hasta el 1996, y cabe recordar, que  sus campañas electorales eran matizadas con el uso desmedido de los recursos del estados y que la mayoría de las elecciones ganadas por el doctor han sido cuestionadas por entender que no las ganó limpiamente.

En las elecciones de 1994 la figura del fraude volvió aparecer, lo que generó una profunda crisis política que nos llevó nuevamente a una reforma  constitucional en esa ocasión, se acordó que Balaguer gobernara 2 años, se instauró la metodología del 50+1 para ganar las elecciones y se volvió a prohibir la reelección en periodos consecutivos.

 

Resultado: Leonel Fernández gana las elecciones en 1996 y no puede presentarse en el año 2000, y aunque el partido de gobierno presentó un candidato el abuso de los recursos del estado no fue tan evidente, como cuando un presidente busca la reelección.

Los políticos dominicanos tienen la peculiaridad que les encanta permanecer en el poder no importa si lo hacen mal, como es el caso de Hipólito Mejia, que aplicó un poco el “librito de Balaguer” que le decía a la gente que no  iba como candidato  y al ultimo minuto se lanzaba.

Es increíble como Mejia, que le tocó gobernar con una mayoría abrumadora de legisladores de su propio partido  el único provecho que le sacó fue proponer una reforma a la constitución el año 2002 con el fin de buscar su reelección.

Esto trajo como consecuencia que la campaña del año 2004, las planchas de Zinc, cajitas con alimentos,  compra de dirigentes de la oposición y hasta inaugurar una biblioteca sin libros se convirtiera en el pan de cada día durante ese proceso electoral. Aun así Hipólito no logró reelegirse, pero cuando a Leonel Fernández le tocó buscarla en el 2008 la historia volvió a repetirse.

Hoy estamos ante las puertas de una nueva reforma, el presidente Fernández firmó un pacto con el ex candidato presidencial por el PRD, Miguel Vargas Maldonado para que este apoyara quitar el “nunca jamás” de la constitución actual y cambiarlo por como estaba establecido en la constitución del 63 y 94, y que plantea esta nueva reforma la cual prohíbe al presidente ser candidato para un segundo periodo consecutivo, pero le permite volver más adelante.

Todos debemos apoyar la modificación del artículo 49 como se esta planteando en la actualidad y el hecho de que los grandes partidos se estén poniendo de acuerdo es un gran paso, ya que así terminaríamos con un “cáncer” que a lo largo de nuestra historia ha corroído los cimientos de la democracia dominicana.

Para  los que entienden que esto es una estrategia del presidente actual para volver a ser candidato en el futuro, estoy de acuerdo con ellos, y la verdad no nos debe de preocupar. Porque no es lo mismo tratar de llegar al poder desde afuera que intentar retener el poder desde adentro.