viernes, 19 de junio de 2009

Que viva la democracia en momentos que la quieren teñir de gris

Por: Nelson Marrero Díaz

Ha pasado más de un mes desde que se inició esta lucha en la opinión pública sobre la cementera, en todo ese periodo de tiempo me he dedicado a analizar todas las informaciones que han sido vertidas en los diferentes medios tradicionales y la Internet.

Pero para ser más completo este análisis, decidí irme atrás en el tiempo y conocer que nos dice la historia sobre lo que hoy estamos viviendo.

Entiendo a la perfección las voces que hoy luchan en contra de la cementera, ya que los gobiernos dominicanos tienen algunas características en común, sin importar el color: les gusta hacer negocios por las izquierda bajo un manto de oscuridad y misterio, no quieren rendirle cuenta a sus verdaderos “Jefes” el pueblo que los eligió y que con mucho sacrificio les paga sus lujosos sueldos.
Si algo hay que reconocerle al viejo caudillo ciego de Balaguer fue su preocupación por proteger los recursos naturales de nuestra media Isla, y una prueba de ello fue que bajo su mandato de los 12 años de sangre y opresión se promulga la Ley 409 del 3 de junio de 1976 que crea el Parque Nacional los Haitises. Esas son las paradojas de la vida.

Los Haitises han sufrido de múltiples mutilaciones gestionadas desde los curules del congreso dominicano de turno con el pasar del tiempo, incluso tenemos un precedente cercano en el cual se pretendía mutilar el Parque Nacional del Este.

Pero volviendo a los Haitises uno de sus primeros depredadores fue el estado con el Consejo Estatal de la Azúcar (CEA), al tomar terrenos que perecían al parque para sembrar caña, los mismos que hoy le fueron concesionados al Consorcio Minero Dominicano.

Antes de seguir con la actualidad, me gustaría volver a mencionar al doctor Balaguer, que en una ocasión fue atacado en la opinión publica por una escasez de productos agrícolas en el país, lo cual estaba disparando los precios de la canasta básica familiar. En rueda de prensa le dijo a los periodistas que esa situación se debía a una fuerte sequía que estaba afectando al país, y que él no podía hacer que lloviera por decreto presidencial.

Cito lo anterior para así poder aclararle aquellas personas que defienden la instalación de la cementera con el argumento que está fuera del parque, el hecho de que por ley de los hombres se puedan modificar sus limites, es imposible mudar los recursos naturales que allí existen. En otras palabras por ley no se pueden mover montañas, ríos y las especies vegetales y animales de una zona. Y todos sabemos que la única forma que se puede hacer es destruyéndolo todo.
Otra cosa extraña es el hecho que los trabajos de construcción de la obra iniciaron antes de recibir los permisos oficiales ¿Porqué el apuro y el misterio? Si supuestamente todo está bajo el manto de la legalidad.

Los que creen en una industria para ayudar a salir de la pobreza a los pueblos cercanos, les tengo malas noticias: ¿qué beneficio dejó la Fabrica Dominicana de Cemento?
Esta cementera estuvo ubicada en los terrenos que hoy ocupan la estación central del metro de Santo Domingo en la rivera del río Isabela:
• Fue uno de los mayores contaminadores del Ozama e Isabela.

• Ninguno de los barrios en sus alrededores puede decir que en algo los benefició, sino pueden darse una vuelta por la Cienaga de los Guandules y preguntar.

La Ex Sultana del Este San Pedro de Macorís , hoy es un pueblo quebrado que goza de una cementera, ingenios azucareros, puertos marítimos y zonas francas. Ahora viene La pregunta del millón a parte de explotar a sus pobladores y contaminar el medioambiente ¿qué han hecho esas industrias por el desarrollo social para mejorar la calidad de vida en la provincia?...

Como los ejemplos anteriores existen muchos en nuestro país, lo que pone en evidencia que algunos de nuestros modelos de industria no aportan de manera efectiva a la erradicación de la pobreza y el desarrollo.

El ex secretario de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan dijo una vez: “Salvaguardar el medio ambiente. . . Es un principio rector de todo nuestro trabajo en el apoyo del desarrollo sostenible; es un componente esencial en la erradicación de la pobreza y uno de los cimientos de la paz”.

Dejando aun lado al empresario gustaría opinar sobre la declaraciones de algunos funcionarios de la provincia de Monte Plata que quieren descalificar a los que protestan y no viven en la provincia, le puedo decir que tenemos el mismo derecho, pues el agua con la que me baño todos los día viene de los Haitises, como la del 40% de la población dominicana.

Ya cansado de rebatir argumentos sin justificación valida, por lo que me uno a las voces como las de la iglesia católica que proponen la intervención de uno o varios organismo internacionales reconocidos y neutrales en el conflicto , para que sean ellos que nos ayuden a determinar quienes tienen razón.

Como el gobierno dominicano y el Consorcio Minero entiende que todo está correcto deberían aceptar esta propuesta, porque dicta un dicho popular “ El que nada debe nada teme”.
Hay que felicitar a todos los que se han unido a la causa sin importar ideología política, religiosa y económica, me ha dado mucho gusto ver en las manifestaciones, comunistas, derechistas, católicos, evangélicos, jevitos, bohemios, ricos y pobres juntos luchando por un mismo fin. Ese es el verdadero poder de un pueblo unido.

Y para los que luchan porque es el tema de moda, les invito a que tomen conciencia y valoren de verdad esta lucha que es de todos los dominicanos y así garantizamos el agua pura y limpia a las futuras generaciones.

El fallo histórico dado por la justicia dominicana a favor de los Haitises es la primera batalla ganada en una guerra en la que no se puede ceder ni un solo centímetro hasta alcanzar el fallo definitivo que saque de la destrucción a nuestro parque nacional.

Este ejemplo vivo de democracia debe servir como punta de lanza para exigirle al gobierno en el poder, que deben respetar las leyes y cumplir con sus deberes.

“Un pueblo unido de verdad jamás será vencido”